Viernes, 8 de Abril de 2011
Más víctimas que denunciantes

El pasado martes 5 de abril se dieron a conocer los resultados, al menos en términos generales, de la séptima Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana (ENUSC 2010).

Tal vez el dato que más significativo de esta encuesta, además de la considerable baja en victimización y percepción de inseguridad, y que debe preocupar a las autoridades, es el referido a las denuncias. No parece haber variación significativa en la proporción de los delitos cometidos que son denunciados. La importancia de la denuncia radica en que es a través de ella que es posible conocer sistemática y regularmente qué delitos ocurren, cuándo, dónde, quienes son las víctimas. La aspiración en esta línea, será que los datos que entreguen los registros de denuncias sean cada vez más cercanos a aquellos que arrojan las encuestas de victimización.

Si bien se han realizado ajustes importantes en la metodología de la encuesta durante estos años, las reflexiones siguientes asumen que no existe distorsión en los datos atribuible a aspectos metodológicos.

Dichos resultados han suscitado todo tipo de reacciones, debido a la importante baja que se registra en los indicadores más relevantes: victimización general y percepción de inseguridad.

La disminución en los niveles de victimización total (para los delitos denominados de mayor connotación social) sigue la tendencia  general que se ha visto desde el año 2005. En este periodo se acumulan 10 puntos porcentuales de baja.

Si bien, como se ha dicho, es una tendencia de 5 años, esta última medición muestra la baja más significativa (5 puntos porcentuales).  Es decir, entre septiembre- diciembre del año 2009 y los mismos meses del 2010 disminuyó en alrededor de un 15% el número de hogares victimizados. Esto es sin duda un avance importante.

Este avance debe entenderse de manera compartida. Por supuesto aquí se trata del efecto de diversas políticas implementadas durante años, de programas de control y prevención, y de otros que probablemente nada tienen que ver con abordar el delito y la violencia –tal sería el caso del efecto de las políticas sociales. Las dinámicas delictuales no suelen romperse en periodos cortos de tiempo, de manera que este tipo de tendencias deben entenderse con miradas integrales y de largo plazo. Ahora bien, en este nivel de información disponible, no es posible aún determinar a qué programa o iniciativa cabe cuánta responsabilidad en la baja. Esta será una tarea ardua pero necesaria, para identificar qué se ha hecho bien y que no tanto en materia de seguridad pública.

Esto último es justamente el principal objetivo de este tipo de mediciones, aportar elementos objetivos al análisis para la evaluación de las políticas públicas.

De esta manera, la tarea en adelante será identificar dónde o sobre qué grupos deben focalizarse las acciones, insistimos, tanto en materia de control como de prevención. Será importante identificar con claridad qué ocurre en la Región de Tarapacá, donde vemos que son los delitos violentos aquellos que han contribuido más al alza en las tasas de victimización que revela la encuesta. Así podrán orientarse las acciones directamente sobre los delitos más significativos y sus víctimas más frecuentes.

También será fundamental identificar que iniciativas implementadas hasta el año 2010 y que variables de contexto, permitieron que la incidencia del robo por sorpresa en la Región de Atacama disminuyera desde un 8%  al 1.1%; y en Lib. B. O’Higgins, de un 7.9% al 1.6%.

Otra buena noticia que ha traído esta encuesta, es la reducción de los llamados indicadores de temor frente al delito. Las personas se sentirían en general más seguras, y claro, habiendo menos delitos, es esperable y deseable que esto sea percibido y se refleje aquí. No obstante, pese a que la victimización venía en descenso desde el año 2005, el ‘temor’ mostraba un comportamiento errático (subidas y bajadas). La percepción de exposición al delito, en el año 2009 mostró una baja de 5.3 puntos porcentuales, y por primera vez en el periodo de la ENUSC, se sostiene, bajando nuevamente ahora en 3.9 pp. De manera que es necesario buscar otras hipótesis explicativas que puedan estar involucradas en este sostenimiento de la tendencia señalada.

Alejandra Mohor Bellalta
Coordinadora Área Prevención del Delito
Centro de Estudios en Seguridad Ciudadana
Instituto de Asuntos Públicos
Universidad de Chile

 

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